miércoles, 7 de diciembre de 2011

Entrevista a “Poppy King”, la Reina del Labial

Empresaria de corazón, Poppy King lanzó Poppy, siete lápices labiales mate, cada uno con el nombre de uno de los siete pecados capitales, cuando tenía sólo 18 años. ¿Por qué lápices labiales? No podía encontrar colores mate específicos. Pero lo más importante es que Poppy quería crear una marca que hablara a las mujeres con inteligencia e imaginación. Con su lanzamiento en 1992, dio en el blanco y los lápices labiales Poppy fueron un éxito en toda Australia, al grado de que surgió un mercado negro para sus artículos.
Desde su primera experiencia transformadora con un lápiz labial a los 6 años, Poppy se comprometió a compartir esa enriquecedora experiencia en una industria que muchas veces olvida cómo dialogar con las mujeres. Y en esa tarea ha permanecido fiel al lápiz labial, ese clásico producto cosmético que resurgió después de pasar una década a la sombra del brillo labial. Después de cerrar Poppy, de pasar una temporada en Prescriptives y de escribir un libro, dio inicio a Lipstick Queen en 2007, ante la preocupación de que los lápices labiales desaparecieran como categoría. Ha sido una batalla cuesta arriba, pero esta australiana ha emergido como la “reina de la jungla de los lápices labiales” y continúa reeducando a mujeres de todo el mundo sobre cómo usar este producto, sin perder de vista su factor de sofisticación.
Dado que parece que los lápices labiales están aquí para quedarse, Stylesight se sentó con Poppy para charlar sobre su punto de vista con respecto al actual estado de la industria de la belleza, las formas de usar lápiz labial y sus recientes colaboraciones con Kate Spade.
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P.: Dio comienzo a Poppy cuando se graduó de la secundaria. ¿Cómo fue que esto sucedió?
R.: En mis últimos años de secundaria (a finales de los años 80), estaba horrorizada no sólo por los lápices labiales que había, sino por el enfoque corporativo hacia la belleza. En esa época, como australiana joven y moderna que era, tenía tres opciones de belleza – podía usar maquillaje pesado y recargado, maquillaje frío y clínico o tonos femeninos, acuosos y florales. Para mí, no había una marca que realmente representara la idea de la mujer moderna. Parecía como de las mujeres del pasado – la mujer como la enfermera, la bruja, la dama florar –, y no hablo desde una perspectiva de moda, sino desde una perspectiva de lugar en el mundo.
P.: Cuénteme acerca de Poppy, la marca.
R.: En esa época, nunca podía encontrar rojos y marrones mate, todo tenía bases rosa y azul y era rosado eléctrico y escarchado. Yo quería crear una marca que me emocionara como consumidora, no provino de la nada. Hubo una marca que en los años 70 marca se llamaba Biba y en los años 60, Mary Quant. Había visto esos productos porque mi mamá los tenía y así que aprendí que había un modo fresco y moderno de ser glamorosa. Tomé mucha inspiración a partir de eso. Llamé a mi primera línea Poppy, no por Poppy King, sino porque quería hacerla personal. Además me encantaba que el art nouveau siempre usara amapolas (en inglés, poppy). La amapola es una hermosa flor, pero no es una flor inocente y bella. Es una flor muy interesante y potencialmente oscura. La verdad es que me encantaba el simbolismo de Poppy.
P.: ¿Cómo se le ocurrió la colección de lápices labiales mate Seven Deadly Sins (Siete pecados capitales)?
R.: Creé siete lápices labiales. Esto fue en 1992. Creé dos rojos, dos marrones, dos bayas y un gris marrón porque es lo que pensé que faltaba. Y, como cree siete lápices labiales, pensé que tenía que relacionarse con siete: los siete enanos, las siete maravillas del mundo. Luego pensé en Stonehenge, pero era demasiado… También pensé en crear mis propias siente maravillas del mundo, pero sonaba ordinario. Pensé en los siete días de la semana, que es lo que casi elijo, y entonces se me ocurrieron los siete pecados capitales. Y por eso que me decidí. Tenga en cuenta que era el año 1992: una marca llega al mercado, se llama Poppy y está formada por siete lápices labiales, cada uno con el nombre de un pecado capital. Parecía que, aunque no fue mi intención, tiré una flecha y di en el blanco. Aún trabajo desde el mismo fervor revolucionario, porque odio absolutamente el idioma de la belleza. Lo odio con pasión.
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P.: ¿Qué es lo que no le habla del idioma de la belleza?
R.: Me frustra [con la falta de opciones]. En mis días de escuela, había un ambiente dominante. Y si resultaba ser uno en el que no me sentía cómoda, ¿qué debía hacer?, ¿esconderme bajo una roca? Cuando un look comienza a dominar, da miedo. Ahora pienso que es tan importante que yo, otros y cualquiera que lo desee, intentemos abrir a golpes la puerta del debate sobre belleza; de otro modo, comenzaremos a vivir en un régimen fascista de belleza.
Las empresas de belleza tienden a funcionar con facultades muy limitadas. Siento que la mayoría de los productos de belleza sólo alcanzan una o dos facultades de ser mujer – la vanidad y el deseo de encajar en un determinado look. Y está bien. Estoy llena de vanidad y del deseo de encajar en un look determinado, pero eso de ningún modo elimina las otras facultades de las mujeres: el humor, el intelecto, la complejidad, etc. Debería permitírsenos poder ser vanidosas; lo que no significa que tengamos que ser bonitas. ¿Por qué se piensa que una mujer vanidosa carece de sustancia? No es una vía de un solo sentido. La belleza es diálogo y debería haber más diálogo entre las consumidoras y las marcas. Se debería permitir más complejidad. No digo que estén haciendo mal las cosas, porque es evidente que ganan millones de millones de dólares. Es solamente que no me interpelan. Y pienso que a otras mujeres tampoco.
P.: Cerró Poppy en el año 2002, trabajó en Prescriptives hasta 2006 y dio inicio entonces a Lipstick Queen. ¿Qué la inspiró a iniciar esta nueva marca?
R.: Cuando dejé Prescriptives, escribí el libro “Lessons of a Lipstick Queen (Lecciones de una reina del lápiz labial)”, sobre cómo reconocer una buena idea cuando la tienes y todos los pasos que se deben seguir para hacerla realidad. En ese tiempo, decidí volver a mi visión original de tener una marca de lápices labiales especiales y estrafalarios porque, si lo recuerda, en 2006 nadie usaba lápiz labial. Ni siquiera las chicas de la ciudad lo usaban. Sólo las abuelas y yo usábamos lápiz labial. Temí que el lápiz labial, como categoría, desapareciera. Hacía falta un empujoncito, alguien que les dijera a las mujeres que no hacía falta que usaran lápiz labial con el rostro lleno de maquillaje. Eso es algo que jamás sugeriría. El lápiz labial es un artículo que puede usarse de modo muy informal; es mejor cuando no se usa formalmente. Muchas veces en los mostradores, se motiva a que los vendedores vendan lo más posible. Hay muy pocas voces que les dicen a las mujeres que usen menos maquillaje. Dado el hecho de que Lipstick Queen se enfoca sólo en los labios, no se trata de un maquillaje completo, sino de disfrutar de ciertos productos.
P.: ¿Cuál fue la respuesta cuando presentó Lipstick Queen en el año 2007?
R.: Volver fue como un golpe. Incluso en tiendas como Barneys, sentí el desafío. Las mujeres pasaban y decían, “no uso lápiz labial”. Pero era más que un temor visceral. Ya sabe, cuando le hace así con un atomizador de perfume [con un movimiento, alza las manos]: las mujeres reaccionan del mismo modo con el lápiz labial. Me asustaba más cuando decían, “¡no puedo usarlo!, ¡no me queda bien!”. ¿Cómo puede no quedarte bien algo que las mujeres han usado desde la prehistoria? “¡Me veo recargada!”. Entonces preguntaba, ¿qué hace con sus ojos cuando usa lápiz labial? “Ojos ahumados”. Así que les explicaba que, cuando se usa lápiz labial, debe maquillarse la piel, y antes de aplicar maquillaje en los ojos, debe aplicarse el lápiz labial y sólo después maquillar los ojos. Se trata de usar el lápiz labial estratégicamente, no para exagerar. Pensaban que si usaban lápiz labial, debían peinar su cabello de un modo diferente. Cuando se usa lápiz labial, hay que hacer menos, no más.
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P.: ¿Cómo reaccionaron las mujeres ante sus consejos?
R.: Genial. Por eso cree Saints (Santos) y Sinners (Pecadores), el mismo color en dos intensidades diferentes. En un principio, las versiones de Saints [con brillo] eran más populares, pero ahora lo son las versiones de Sinners [opacas]. Una vez que te acostumbras a la fórmula, comienza a gustarte. Por eso hice Medieval; creo que es mi lápiz labial más vendido hasta ahora. Medieval fue una verdadera revolución. Tiene forma de cartucho rojo y es muy fino sin ser translúcido o brillante. Es único porque los tonos brillantes tienden a resplandecer, mientras que los que no son brillantes, son muy fuertes. Medieval realmente puso a Lipstick Queen en el mapa para quienes no usan lápiz labial.
P.: ¿Qué provocó el surgimiento del brillo labial en las décadas de 1990 y 2000?
R.: Si recuerda los años 80, el maquillaje era recargado. En los años 90 hubo una reacción contra esto; en lugar de un look recargado, reinó uno más sobrio. La gente quería eliminar los trajes de oficina y se corrió la idea de que, “si no tenemos que usar trajes, tal vez tampoco tengamos que usar todo este maquillaje. Tal vez, para ir a trabajar, pueda usar el brillo que uso los fines de semana”. Fue en esta última década que resultó aceptable usar brillo en un trabajo corporativo. Antes, incluso si no usabas lápiz labial, no usabas brillo labial. Las ejecutivas superiores no estaban iban a sacar un brillo labial, eso no era aceptable. Eso no hubiera sucedido entre 1990 y 1992, ni siquiera en 1995.
P.: Hoy el lápiz labial está de regreso y más fuerte que nunca. ¿Cuál cree que es el motivo?
R.: Hubo un dominio de los labios desnudos durante los primeros diez años del siglo. Ahora, no tengo nada en contra de esto. No uso lápiz de labios las 24 horas del día. No creo que uno deba convertirse en un esclavo de él. Pero este dominio de no poner color en los labios fue muy inquietante para mí debido a las implicancias geo-políticas. ¿Qué estamos expresando si nos asusta que las mujeres pongan color en sus labios? ¿Qué está expresando de lo que sentimos en el interior? ¿A dónde está nuestra voz? Es como labios mudos. Hay un elemento de moda pero siempre leo más entre líneas.
La cultura estadounidense le tiene terror al envejecimiento. Comprendo que uno no quiera verse viejo, pero tampoco quiero quedarme en los 20. Parte del envejecimiento es verse más sofisticado, y el lápiz de labios es un producto muy sofisticado. El lápiz de labios ha tenido mala fama durante los últimos diez años porque las mujeres pensaron que se veían más viejas, cuando en realidad se veían más sofisticadas. Hay una diferencia.
Por primera vez después de mucho tiempo, empiezo a ver mujeres de menos de 25 años usando lápiz de labios. Es interesante porque cuando lancé Lipstick Queen en 2007, las revistas decían que habían regresado los lápices de labios. Les ha llevado cuatro años a las revistas para afirmarlo y al producto para tomar vuelo verdaderamente. Veo el regreso del lápiz de labios como un alejamiento de los reality shows y todo lo que significa eso. Ha sido un ataque tan horroroso hacia nuestros sentidos. Las estrellas de los reality shows suelen tener un look determinado (no usan lápiz de labios). Pero no se trata de un look o de estar a la moda, se trata de mujeres que no quieren ser parte de sus valores. El regreso del lápiz de labios es parte de una reconsideración cultural. Por consiguiente, es una de las razones las cuales hay tanta atención sartorial hacia Mad Men, un recordatorio fuerte del tiempo, estéticamente, donde todo se trataba más de la dignidad que de la exposición. Quiero destacar que mi crítica hacia todo esto no es porque no esté funcionando. Sólo digo que no es la única forma.
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P.: ¿Cuál es su idea de un lápiz de labios perfecto?
R.: Estoy obsesionada con la forma del lápiz de labios, no tanto con la textura o el resultado. Es una experiencia y un objeto hermoso. Por lo tanto, todos mis lápices de labios, sin importar si son brillos, tienen ciertas cosas básicas de los lápices de labios que me gustan. Tienen lo que llamo ‘tracción’, una resistencia, aunque no significa que sean secos. Aún cuando brillan, como Jean Queen, es una sensación sedosa, no resbalosa. Tienen algo de brío, algo de cuerpo en el cartucho. También, la base de mis colores viene del cuerpo humano. No son objetos inhumanos, tienen calidez. No significa que no tengan brillo. Si simplifica los colores, estos siguen realzando a los colores que existen naturalmente en sus labios. Es por esto que los años 80 fueron tan duros para mí. Muchos de los colores estaban demasiado alejados del cuerpo. Estuve pensando en crear un lápiz de labios azul marino, un brillo. Todavía no lo logro, pero tiene algo de amarillo en él, por eso está relacionado. Y no tiene fragancia, no soporto los lápices de labios con una fragancia demasiado fuerte.
P.: Su presentación es muy distinta a otras que se ven en las estanterías.
Estoy muy orgullosa de decir que solo uso arte gráfico como imágenes. Nunca quise hacer algo como “así es como debe verse”. Lo que hace con este producto depende del consumidor. Nunca muestro el resultado final porque eso es su asunto. No necesita ser un artista; no necesita credenciales, salvo que le guste el producto. Pienso que si el 99.999% de las personas tuviera una marca llamada Lipstick Queen, mostraría letras con florituras y una chica de calendario de Vargas; de nuevo, eso no tiene nada de malo. Pero tomé dos palabras muy femeninas y las corté como madera. Lo que fue inteligente sobre esta marca es que no se hizo con florituras. Normalmente, si uno veía ese tipo de letras, era algo clínico, y si veía algo glamoroso, era con florituras. Esto es glamoroso sin ser de estilo chica de calendario.
Y si no descubre [que la presentación] está inspirada en [Aubrey] Beardsley, no me importa. No se trata de una prueba que le impongo. Cualquiera puede apreciar a Beardsley, sabiendo o no que es Beardsley. Es sólo una forma maravillosa e intrigante de ilustración de la que cada una de mis viñetas extrae está influenciada. Sé que el 99% de mis clientes no tienen tiempo de sentarse y examinar todo esto. Lo pongo allí como una oferta. Sin embargo, no es necesario que acepte mi ofrecimiento para disfrutarlo. Es un lenguaje – volver a eso–. Ya sea lenguaje visual o lenguaje en sí, estoy en esta industria para cambiar el diálogo para aquellos que quieren hablar de un modo diferente.
P.: ¿Puede contarnos un poco acerca de su proceso?
R.: Generalmente, sucede con una palabra o un dicho, o algo que me ha gustado desde pequeña, o una intriga, como con las panty medias o las medias. Luego comienzo a pensar cómo trasladarlo a los labios. A veces proviene de un dicho, por ejemplo, Big Bang Theory, o proviene de algo que escucho. Muchas de mis ideas provienen de la NPR(Radio Pública Nacional, en inglés). Me encanta, siempre la escucho. Big Bang [Illusion Glosses] se me ocurrió en un momento cuando estaban creando Big Bang Theory. Pensé que era un concepto y un conjunto de palabras muy sorprendente. Y una vez que me obsesiono con algo, no pasa mucho tiempo hasta que comienza a darme vueltas en la cabeza. Labios, pienso, ¿cuál es mi teoría? Mi teoría del Big Bang para los labios fue que un brillo tenue, no purpurina, hiciera que los labios se vieran más grandes. O para Butterfly Ball me inspiré en Muhammad Ali. ¿Puede creer que tengo un lápiz de labios inspirado en “Rumble in the Jungle” de Muhammad Ali? [Su cita] “Flota como una mariposa, pica como una abeja.” ¡Ah! Para mí, eso es ser mujer.
O a veces mis conceptos vienen de los sentimientos de los clientes, como 15 Minutes of Fame [brillo]. Ya tenía mis brillos Big Bang Theory y me di cuenta de que no tenía brillo sin resplandor. Empecé a pensar en los colores. Pensé en el arte Pop porque ahí no hay resplandor (son bloques de color) y en Andy Warhol. Cuando revisaba cosas relacionadas con Andy Warhol, me topé con el dicho: “todos tendrán sus 15 minutos de fama”. Y así surgió 15 Minutes of Fame.
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P.: ¿Cómo se siente con respecto al estado de la belleza de la actualidad?
R.: Siento que no hay un lugar donde sea serguro ser mujer estos días. Me encanta diseñar derechos de belleza para las mujeres y el derecho de tener sus propias elecciones, el derecho a ser vanidosa e inteligente al mismo tiempo. ¿A dónde está el derecho de tener un poco de tranquilidad para encontrarse a uno mismo? ¿Sabe cuántas veces he ido a mostradores de maquillaje durante mis 20 años para que me dijeran que mi look estaba mal? Pienso que bien y mal no tienen ningún lugar en la discusión acerca de la belleza. La gente dice que las mujeres quieren guías. Pienso que las mujeres quieren información acerca de la belleza; quieren contexto y opciones. ¿Qué tan seguido se ven mujeres “mal” maquilladas? Puede ser que no le guste, pero ¿quién es para decir que está “mal”? Las mujeres, cuando se quedan con sus propios recursos, no lo hacen tan mal. Estoy cansada de esto subyacente de que si nos dejan solas, vamos a tener arrugas y rubor hasta aquí. ¡La ironía! La gente dice: “debes estar revisando los labios de las mujeres”. No, no es mi problema.
La industria de la belleza tiene su fórmula de descubrir un término, un ingrediente o un gancho. En lugar de tomar un nuevo descubrimiento científico y hacerlo atractivo a su imaginación, se retuerce de tal forma como para compensar los miedos de las mujeres. La misma empresa que vende la solución está creando el problema. No digo que esté mal promover la belleza. Todo el mundo promueve la belleza de algún modo o forma. ¿Pero decirnos que tenemos un problema si no lo hacemos a su modo? No quiero funcionar gracias al miedo o dejar que eso sea el disparador para comprar un producto. Quiero que el disparador sea superar mis inseguridades, no ser atraída hacia ellas.
P.: Supercalifragilipstick es una colaboración con Kate Spade. ¿Cómo surgió?
R.: Como marca, Kate Spade es fantástica porque también exploran ideas de la femineidad con un punto de vista distinto. Tienen este encanto de las épocas pasadas con madurez… Es un glamour con bajo mantenimiento y me encanta. Estaban haciendo una línea basada en colores de lápices de labios y pensaron en incorporar también los lápices de labios en sí. Llegaron a mí porque les gustó mi presentación. Trabajé con [la directora creativa] Deborah y creamos Supercalifragilipstick. Decidimos que fuera así porque era feliz y exuberante. Queríamos un nombre y una presentación exagerada, pero un lápiz de labios elegante. Hay algo de drama en la presentación, pero es de bajo mantenimiento. A menudo, no siempre es así. Es muy parecido al modo en que elijo vivir mi vida. Desafortunadamente, tiende a ser mucho teatro y un mantenimiento aun más alto.
P.: ¿Recuerda su primera experiencia con un lápiz de labios?
R.: Debo haber tenido unos 6 años. Desafortunadamente, es una historia triste. Cuando tenía 5 años, mi papá se enfermó de cáncer. Empecé a jugar con maquillaje cuando había mucha tristeza en la casa. Ponerme lápiz de labios me hacía sentir como una súper heroína. No era que me transformara en alguien más, sino que me hacía sentir que era la mejor versión posible de mí misma. Usé lápiz de labios obsesivamente de pequeña, en parte porque me encantaba, y porque me hacía sentir que podía sobrellevar la situación. No es normal, muchas mujeres dicen: “Me pongo mi lápiz de labios y hago lo que tengo que hacer”. Debido a las circunstancias, descubrí la capacidad transformadora de dar un paso positivo que me hacía sentir lista para cualquier cosa. Por eso estaba tan frustrada con la industria [de la belleza]. Para mí, había algo íntimamente poderoso sobre la experiencia. No se trataba de sumisión o dominación. Se trataba sobre la fuerza y la fuerza de uno mismo. Es por eso que es tan importante para mí entender un sentido de identidad en la belleza y la forma cómo puedo estimular esa guía.
A medida que me acerco a mis 40 años, estoy empezando a pensar en la nueva década y me concentro realmente en qué es la belleza, ya sea a través de libros o de la televisión. Los vehículos que me encantan para lograr esto son el color y los lápices de labios, y ha sido tan apasionante y maravilloso trabajar con marcas fantásticas como Kate Spade.
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