Hace dos semanas encontré por fin el momento de probar Shellac, lo último en manicura, un híbrido que está en el punto medio entre el esmalte y el gel. Lleva muy poco tiempo disponible en España, pero ya ha revolucionado totalmente el mundo de las uñas. Y debo decir que no me extraña nada, ya que es un concepto muy novedoso que incorpora todas las ventajas de las uñas de gel sin sus inconvenientes. Como os digo, hace ¡dos semanas! que fui al salón Rizos de la calle Lagasca 101 a probarla, y mis uñas siguen impecables, esmaltadas perfectamente en un rojo rabioso que no pierde el brillo con nada.
Ventajas tiene muchas: su duración (una media de dos semanas, aunque según me comentó la manicura, hay gente a la que le duran hasta un mes, depende del crecimiento de la uña, yo de momento las tengo perfectas), su acabado espejo con brillo extremo (y permanente, no como esos esmaltes que al poco de aplicarlos ya pierden su brillo), el secado inmediato (casi no me lo podía creer, tan acostumbrada estoy a quedarme por lo menos media hora quieta y sin tocar nada para no estropearme las uñas), se aplica y se retira como un esmalte…
Shellac debe ser aplicado por una profesional, y el proceso es muy sencillo: sobre la uña limpia y sin esmalte se aplica la base Shellac y se seca bajo la luz de lámpara ultravioleta. A continuación, se aplican dos capas muy finas de esmalte Shellac del color elegido (en mi caso, rojo rabioso), y se secan de nuevo bajo la luz de lámpara ultravioleta. Por último, se aplica el brillo Shellac y se seca bajo la luz de lámpara ultravioleta. En unos treinta minutos, ¡uñas perfectas durante un mínimo de dos semanas! Es una maravilla.
Otra de las ventajas es que se retira sólo con acetona pura, lo que significa que si mientras las tienes pintadas, digamos, de rojo, te apetece pintártelas de otro tono con un esmalte normal (más oscuro, eso sí), puedes hacerlo, y al eliminar el esmalte con un quitaesmalte cualquiera (mejor si es sin acetona), el rojo Shellac sigue intacto. ¿No os parece genial?
Siempre debe ser aplicado por una profesional, y aunque se puede retirar en casa (con un kit de retirada que nos entregarán en el centro y hay que seguir a rajatabla), lo ideal es que lo retire una profesional. Eso sí: es muy importante no arrancarlo, ya que debido a su gran adherencia se podría dañar la uña.
Para que las uñas no sufran y no se deshidraten, es recomendable aplicar todos los días un producto hidratante, Solar Oil de CND (a base de aceite de almendras amargas y otros activos hidratantes) es el más adecuado, ya que rehidrata la uña y previene que se reseque. ¿Qué os parece?
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