Un fenómeno XL. Fue la gran ganadora en la reciente gala de premios Grammy 2012 en la que dejó sentada y con las manos vacías a la excéntrica Lady Gaga. “No hago música para los ojos sino para los oídos”, asegura la cantante británica, la nueva gran voz del soul mundial, que se sale del molde –literalmente– de la típica figura de popstar siglo XXI, transgrediendo las reglas establecidas con una imagen anticuada, kilos de más y muchísima actitud.
Yo soy esa. La cantante volvió a subirse a un escenario en la gala de los Grammy, tras someterse a una operación de las cuerdas vocales, y fue aplaudida de pie. Der.: una pose angelical para la nueva estrella del soul & pop y la tapa de sus discos 19 y 21
Al rojo vivo. Ojos verdes, pelo colorado, muchas curvas y cierto look démodé. Así surgió en escena, y así triunfó.
La semana pasada, la reina inglesa del soul arrasó en la ceremonia de entrega de premios Grammy, con media docena de estatuillas del fonógrafo.
Mientras “las sucesoras de Madonna” se multiplican y fracasan en el intento (no resisten a más de un par de discos, se desdibujan en los mil y un cambios de imagen y se pierden en escándalos), desde la vereda de enfrente, la cantante británica Adele (23) las mira y se ríe con una sonrisa enorme. Cómodamente enfundada en amplios y elegantísimos vestidos negros, pelo rojizo –a veces rubio claro– y una figura voluminosa que está muy lejos del prototipo de la estrella pop del momento, con apenas dos discos y cuatro años de trayectoria, ya es la Nº1.
Sólo necesita un piano, una orquesta y un micrófono. “Adele ha logrado un éxito inesperado ya que sus suaves melodías han superado al electro pop tan exitoso y reinante”, coincide la prensa especializada. Y The Guardian publicó: “Te hipnotiza cuando la escuchás. Además no es adicta al crack y no se ve como si la hubieran criado los lobos en un bosque de fantasía. Es esa humanidad que tiene lo que tanta gente ama”. Y ella dice: “No hago música para los ojos sino para los oídos”. Toda una declaración de principios.
LA NUEVA VOZ Su nombre completo es Adele Laurie Blue Adkins. Nació en Londres, en 1988, y fue criada por una madre soltera. En 2006 se graduó en el Brit School of Performing Arts of Croydon y sus primeros pasos fueron difundidos a través de Internet, cuando subió tres canciones que interpretó para un trabajo de la Universidad. Instantáneamente recibió la propuesta de una compañía de música para firmar un contrato. Así, debutó bajo el sello Peacemaker Recordings.
Su primer éxito, “Hometown Glory”, de 2007, fue una canción inspirada en el barrio donde creció, West Norwood, en el sur de Londres. Alcanzó para que en 2008 la BBC asegurara: “será la estrella que más brille esta temporada”. Y no se equivocó. Tras ese primer trabajo de edición limitada grabó los discos 19 y 21, títulos que se refieren ni más ni menos que a la edad en la que fueron concebidos y producidos por Adele. El primero es un extenso manifiesto de una artista adolescente cuyo tema principal es el amor o, mejor dicho, el desamor. En el single “Chasing Pavements” cuenta y canta cómo su novio la dejó plantada, obligándola a abandonar sola la mesa del bar del frustrado encuentro. Por 19 obtuvo la certificación de Disco de Oro y superó los dos millones de copias en su país de origen, además de ya ser reconocida con dos premios Grammy (Mejor Artista Nuevo y Mejor Interpretación Vocal). Y 21 representó una precoz y sorprendente “era de la madurez”, combinando soul con blues e historias de amor y –otra vez– desamor más sombrías y con hombres mayores.
Adele reconoce cierta inclinación a la tragedia, y recientemente la ciencia le dio la razón: comprobó que uno de sus hits, “Someone like you”, produce tristeza en tanto “causa un efecto en el cerebro de las personas debido a la repetición de una nota llamada appoggiatura, que produce alzas y bajas de tensión en el cerebro, desencadenando el llanto”. Increíble pero real, el responsable del hallazgo fue Martin Guhn, psicólogo de la Universidad de British Columbia, que agregó: “La nota genera tensión en el oyente. Además, la articulación de la voz, los sonidos y timbres sorpresivos y el patrón armónico de la canción, alteran el sistema parasimpático del organismo, haciendo que el cerebro lo interprete como una provocación muy triste”.Y eso que no hizo hincapié en la letra del tema, referido a una mujer a la que le resulta imposible superar la ruptura con su pareja y que se promete encontrar un reemplazante.
El primer corte de 21 fue “Rolling In The Deep” y esta vez el álbum fue un suceso internacional, posicionándose en los primeros lugares de ventas y descargas en iTunes en Europa y los Estados Unidos, donde permaneció siete semanas en lo más alto del emblematico Billboard Hot 100. “21 es el himno de una mujer que se siente poderosa”, dijeron de su segundo disco.
¿Y su vida más allá de su carrera? Bien, gracias. Está desde hace un año en pareja con Simon Konecki, un ejecutivo de 37 años. Está del otro lado de su coterránea –y casi contemporánea– Amy Whinehouse, quien vivió en la adicción y el escándalo hasta malograrlo todo.
Su primer álbum de estudio vendió cuatro millones de copias en todo el mundo, y el segundo superó los quince millones. Para darle una dimensión a sus ventas, el último trabajo de Amy Winehouse vendió 3,4 millones de unidades.
BIG GIRL (YOU ARE BEAUTIFUL). El título de la canción de Mika le sienta muy bien a esta joven británica, exfanática de Destiny´s Child y Spice Girls, porque lo que más llamó la atención a primera vista de Adele fue su figura, varios talles por encima del que llevan las más encumbradas estrellas pop. Desde el primer momento, se manifestó despreocupada por los comentarios con mala intención, y ocasionalmente salió a responderlos. “No necesito lucir una talla cero para estar bien –declaró a la revista Rolling Stone–. En mi vida hay cosas más importantes y no tengo tiempo de preocuparme por algo tan insignificante como mi apariencia. No me gusta ir al gimnasio, me gusta comer comida rica y tomar buen vino”. Hasta se animó a salir al cruce del maestro de la moda, Karl Lagarfeld. En pleno elogio a su “cara preciosa” y “voz divina”, el modisto alemán añadió “está un poco gorda…” Y ella recogió el guante, y tiró: “Nunca he pretendido tener la figura de las modelos que desfilan para el diseñador. Creo que mi silueta representa a la mayoría de las mujeres y estoy muy orgullosa de ello”.
Y ese es parte del secreto del éxito de Adele: la búsqueda por parte del público –especialmente el femenino– de alguien que sea un referente y modelo, pero no imposible de alcanzar. Ella no anda por la vida con los tacones de Lady Gaga ni se confunde frente al espejo por reflejarse cada día con una peluca de color diferente, como Katy Perry. Sin embargo, Adele evita cualquier confrontación con las otras divas pop del nuevo milenio, a quienes miró desde arriba en la última entrega de los premios Grammy. “Me encanta ver las lolas y la cola de Lady Gaga y de Katy Perry. Pero yo no soy como ellas”. El domingo pasado, a la fiesta de la industria discográfica que rindió homenaje a Whitney Houston, ella asistió con un vestido negro por debajo de las rodillas y un brushing sesentoso, y así salió airosa y triunfante de su primera actuación pública desde que se sometiera a una operación de las cuerdas vocales que la obligó a cancelar una gira en Estados Unidos y Reino Unido. Tras su intervención –una microcirugía en las cuerdas vocales con el objetivo de detener una hemorragia que surgía de un pólipo benigno – la cantante agradeció en su propio blog el apoyo de sus fans, y explicó ella misma los términos de su retiro temporal y recuperación. “Gracias por sus buenos deseos. Mi cirugía de garganta fue todo un éxito –escribió–. Les pido perdón por no haberles escrito antes. Ahora estoy en vías de recuperación”.
Y para quienes se preguntaban si su voz seguiría siendo la misma, su interpretación de “Rolling in the Deep” fue suficiente. Mereció una ovación de pie, inédito para una artistas que transita por sus primeros años de carrera. Esa noche se llevó seis premios, igualando el record de Beyoncé, incluyendo “Album del año”, “Grabación del año”, “Canción del año”, “Interpretación pop solista”y “Album vocal pop”.“Fue una hermosa noche –twitteó al día siguiente… ¡Lady Gaga!–. Adele merecía cada premio que ganó y quizás uno más por ser una mujer tan amable y encantadora”.Por estos días, también acaba de ilustrar la portada de la revista Vogue, otra conquista en el haber de una chica diferente y ¿real? Para lo que sigue, anuncia un tiempo de mayor relax, para descansar y preparar a conciencia un nuevo álbum. “Ahora tomaré unos días de descanso, después son los Brit Awards (el próximo 21 de febrero, en Londres) y luego me voy directamente al estudio. ¡Pero nunca dije que me tomaría un receso de cinco años! –negó los rumores en su blog– ¡Más bien serán como 5 días!”. Para que no quedaran dudas, su representante, Jonathan Dickins, aseguró a la BBC que sus declaraciones sobre un retiro de escena fueron “espontáneas”.
“Me voy a tomar un descanso. De esta forma, tendré suficiente tiempo para escribir un álbum nuevo que refleje experiencias felices aunque reconozco que me gusta un poco el drama. Tengo algunos cambios de humor muy repentinos, pero hoy tengo al lado mío a un hombre maravilloso que me cuida mucho. Si estoy trabajando constantemente, mis relaciones acaban fallando, así que ahora voy a disfrutar del amor. Deseo casarme, tener hijos y plantar un huerto de hortalizas”.
Textos: Valeria Mariño. Fotos: Gentileza Sony Music/ AFP.
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