miércoles, 30 de marzo de 2011

Hidrolipo

La llaman la lipoescultura del futuro o hidrolipoclasia. Es lo último en tratamientos no invasivos y garantiza una solución segura, rápida y efectiva, con resultados inmediatos y reales: se reducen de 1 a 4 cm después de cada aplicación, e incluso en algunos casos se bajan hasta dos talles luego de la segunda sesión. Es ideal para tratar adiposidades localizadas y celulitis.

El tratamiento ofrece resultados seguros e inmediatos: se reducen de 1 a 4 cm en la primera sesión.

Gracias a las innovaciones tecnológicas y a las últimas investigaciones médicas, ya no es necesario recurrir al bisturí para lograr el cuerpo perfecto. La anestesia general es, desde siempre, un componente inquietante y son muchas las mujeres que por miedo se rehúsan a someterse a operaciones estéticas. Por eso los tratamientos no invasivos están ganando terreno a pasos agigantados, y además, cuentan con la ventaja de ser procedimientos prácticos, sencillos y seguros. Hoy, a la lista de estos tratamientos se suma la hidrolipoclasia, considerada la lipoescultura del futuro. Hace un tiempo se viene aplicando en todo el mundo, pero en la rgentina es toda una novedad y son pocos los centros de estética que ya la aplican.

LO MAS NUEVO EN NUESTRO PAIS. Sin dolor, sin pérdida de sangre y sin postoperatorio, la hidrolipoclasia propone resultados inigualables. El término proviene de las palabras hidro –que significa agua–, lipo –grasa–, y clasia –romper–.
Es un tratamiento terapéutico muy poco conocido en nuestro país, y está indicado especialmente para adiposidades localizadas, aunque también se utiliza en tratamientos contra la celulitis, con excelentes resultados. Esto la convierte en un método preferible a las cirugías quirúrgicas tradicionales para perder peso. El Dr. Julio Ferreira, a cargo de la clínica homónima, asegura que “la hidrolipoclasia es un método novedoso y tiene la ventaja de ofrecer resultados en el momento, ya que se miden los pacientes antes y después de cada aplicación y el descenso es entre 1 a 4 cm. Además no es doloroso y el paciente continúa con sus actividades normales en forma inmediata”. Y explica que “consiste en la introducción, por intermedio de pequeñas agujas, de solución fisiológica y enzimas lipolíticas que actúan en forma conjunta con el uso de ultrasonidos externos. La propagación de estos ultrasonidos en los tejidos produce un micromasaje celular intenso de altísima energía, que da origen a compresiones y descompresiones en las células adiposas que determinan la disminución del volumen de las adiposidades localizadas y mejora en el proceso celulítico”. Su proceso es muy simple. Se inyecta un líquido compuesto por solución fisiológica, bicarbonato y xilocaína en el tejido, justo después de anestesiar la porción de piel a tratar. Esto provoca que las membranas celulares de los adipositos (o células grasas) se debiliten por la hinchazón del tejido. Con un aparato de ultrasonido de 3 Mhz se masajea la zona en forma lenta y suave por aproximadamente veinte minutos. Gracias a que el ultrasonido posee la capacidad de llegar hasta el tejido graso, genera un aumento de la temperatura en él. El proceso se conoce como termogénesis.

El calor provoca la rápida ruptura del adiposito, producto del choque entre la solución inyectada y las células grasas. Además, rompe y quema la fibrosis, el principal componente de la piel de naranja. Los lípidos liberados (glicerol) circulan por vía sanguínea y linfática y, más tarde, son liberados por medio de la orina y la materia fecal. Las sesiones son cortas y la duración de las mismas depende de la zona a tratar, pero en los casos más severos el tratamiento lleva entre hora y hora y media.

Se recomienda que las sesiones se realicen una vez por semana, o cada diez días. Los cambios, a pesar de ser inmediatos y visibles, varían según las personas. En algunas mujeres se nota una reducción de hasta dos talles en sólo dos sesiones, mientras que algunas tardan un poco más. “Es un método no doloroso ya que el tejido adiposo no posee abundantes terminaciones nerviosas. Al empezar, es posible que el paciente perciba un sutil cosquilleo cuando se inyecta la solución”, explica la doctora Alejandra Lepore, médica dermatóloga que realiza la técnica. Y agrega que “es recomendable que se ingiera líquido inmediatamente después de haber realizado el tratamiento, para estimular el efecto lipolítico (que es la ruptura de las células grasas) y colocarse una faja elástica de 24 a 48 horas para evitar algún hematoma que pueda aparecer”. Los hematomas pueden aparecer debido a la solución inyectada. Pero, sin ninguna otra molestia, tienden a desaparecer entre los 8 a 10 días. También, dicen los especialistas, habría un aumento en la producción de orina, facilitando la eliminación de las toxinas disueltas de la grasa. Si bien la hidrolipoclasia no necesita intervención quirúrgica, el paciente deberá someterse a un estudio médico previo. Esto se debe a que el tratamiento no es recomendable para pacientes con colesterol alto, hipotiroidismo, diabetes descompensada, epilepsia o distintas cardiopatías.“Por esta razón es esencial que al tratamiento lo realice un médico que conozca la técnica. El paciente debe ser estudiado y además se debe indicar la aplicación de la vacuna antitetánica o su correspondiente refuerzo”, advierte Lepore, sabiendo de la existencia de centros estéticos donde al tratamiento no lo realiza un médico sino un esteticista. Los médicos cirujanos serían los más capacitados para realizar este tipo de procedimientos que apuntan a mejorar el contorno corporal; sin embargo, el problema está en que la mayoría de ellos no quieren capacitarse en tratamientos de este tipo. “Los cirujanos plásticos se resisten a entrenarse en procedimientos no quirúrgicos, por eso son esteticistas y dermatólogos los que terminan teniendo más experiencia en este tipo de métodos, sin tener todas las credenciales exigibles para realizar prácticas mínimamente invasivas”, admite el doctor Alberto Rancati, cirujano plástico.

DIFERENTE A LA LIPOSUCCION. La hidrolipoclasia puede realizarse en consultorios, mientras que la liposucción se hace con intervención quirúrgica de por medio, y requiere entonces hacerse dentro del quirófano. Esta es la primera gran diferencia entre una y otra; sin embargo, Rancati aclara que siempre es mejor realizar este procedimiento en el ámbito del quirófano que en el consultorio. “Creo que este elemento es fundamental para el paciente a la hora de elegir dónde hacerse el procedimiento. Siempre es mejor hacerlo en el quirófano, aunque no se trate de una cirugía”, detalla.

En la hidrolipoclasia no existe el postoperatorio y, por lo tanto, la paciente puede retomar normalmente sus actividades diarias al salir del centro donde se haya tratado. En cambio, el tiempo de recuperación que demanda la liposucción tradicional no es una opción, por ejemplo, para la mujer que trabaja, ya que requiere como mínimo 24 horas de reposo y varios días de poca actividad. Sin embargo, los especialistas aseguran que para lipodistrofias severas, la hidrolipoclasia no puede competir con la liposucción, que además de destruir las células grasas, las extrae. Pero para casos más leves o localizados es posible que los resultados sean, inclusive, mejores que los obtenidos con la liposucción. Según un cuadro comparativo realizado por Allergan en el Encuentro Latinoamericano de Actualización Científica 2010, tratamientos como la hidrolipoclasia tienen poca durabilidad frente al paso del tiempo. No obstante, la deformidad e hinchazón que causan las cirugías estéticas son notablemente más altas en comparación a procedimientos no quirúrgicos, y las complicaciones y el costo de servicio también suelen ser menores que aquellas técnicas que necesitan internación hospitalaria.

También es conveniente aclarar que con la hidrolipoclasia bastarán al menos seis sesiones para llegar a los mismos resultados que con cirugía estética y para conseguir mayor duración en el tiempo. Comúnmente el método recuerda a distintas técnicas de remodelación corporal ya conocidas, como es el caso de la cavitación o la mesoterapia, pero pueden destacarse diferencias importantes. Para realizar la cavitación es necesario un aparato que aspira al vacío y, contrario a la hidrolipoclasia, no se inyecta ninguna solución.

Con respecto a la mesoterapia, aunque también se aplica una solución en el cuerpo, el masaje no se realiza con elementos de ultrasonido, sino que es completamente tradicional y en forma manual.

El punto en común de las tres técnicas es que combaten contra las adiposidades. Y, de hecho, los médicos sugieren acompañar la hidrolipoclasia con otros métodos.

Un procedimiento no quirúrgico como la hidrolipoclasia es ideal para pacientes que desean mejorar su imagen corporal de forma sutil y sin grandes cambios, por miedo a que se note demasiado o a llamar la atención; también es perfecto para aquellos que no pueden frenar su actividad laboral o que tienen miedo a la cirugía. Por otra parte, es un recurso más económico que cualquier cirugía: en la Clínica Ferreira, la sesión dura entre 20 y 40 minutos –dependiendo del área a cubrir y las características del tejido tratado–, y el costo es de $600 por sesión; en el consultorio de la Dra. Alejandra Lepore, las sesiones duran entre 1 hora y 1 hora y media, y cuestan entre $ 300 y $ 350.

Ventajas
No requiere de postoperatorio y el paciente puede retomar su actividad de inmediato.

No hay dolor, ni pérdida de sangre.

Ofrece resultados seguros e inmediatos: se reducen de 1 a 4 cm en la primera sesión.

En algunas mujeres se nota una reducción de hasta dos talles en sólo dos sesiones.

Es ideal para pacientes que desean mejorar su imagen corporal de forma sutil y sin grandes cambios por miedo a que se note demasiado o llamar la atención; también para aquellos que no pueden frenar su actividad laboral o que tienen miedo a la cirugía. Por otra parte, es un recurso más económico que cualquier cirugía.

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