Si no la prevenís a tiempo, una molestia puede convertir tus días de vacaciones en una pesadilla. Te explicamos cómo impedirlo.
Publicado el 25/01/12 por JULIA FERRER.
Tus anheladas vacaciones pueden estropearse por culpa de una dolencia inoportuna. Es posible que algo tan insignificante como una picadura de mosquito se convierta en un sarpullido por una reacción alérgica. O (más bochornoso) que en mitad de un viaje a Machu Picchu con tu novio seas víctima de una gastrocolitis. En esta nota te pasamos las claves para que un tropiezo de salud no sabotee tu diversión.
Resfríos de verano
El cambio brusco de temperatura que sufrís cuando ingresás a un lugar muy refrigerado (un shopping, un restaurante o tu oficina, por ejemplo) hace que te resfríes con más facilidad. El estrés también provoca que te bajen las defensas, lo que favorece el contagio de algún virus. Los preparativos para las vacaciones (reservar el hotel y los pasajes, tramitar el pasaporte, dejar todo encaminado en tu casa y en el trabajo y hacer compras de último momento, por ejemplo) implican cierto grado de ansiedad, y eso incide en tus defensas. ¿Viajás en avión? Ojo: al estar cerrado y atestado de personas, es un piquete de gérmenes.
Antes de irte: "Para aumentar tus defensas, tenés que alimentarte bien. Además, podés recurrir a un suplemento multivitamínico", recomienda la médica clínica Mónica Machioli, del hospital provincial Luisa Cravenna de Gandulfo, de Lomas de Zamora. Empezá a tomarlo dos semanas antes de viajar.
Durante las vacaciones: "En verano, los resfríos suelen ser originados por virus (no por bacterias), lo que hace que los antibióticos no resulten eficaces. El médico debe indicar el tratamiento adecuado, pero siempre es conveniente reposar durante tres días, hasta que te mejores", explica la especialista.
Golpe de calor
En lo posible, tratá de no exponerte a temperaturas muy elevadas. Cuando transpirás, perdés fluidos y sales que son vitales para tu organismo. Además, corrés el riesgo de sufrir un golpe de calor. "Este, por lo general, se manifiesta rápidamente. Los signos que lo anuncian incluyen náuseas, dolor de cabeza, sed, mareo y cansancio", dice Machioli.
Durante las vacaciones: Los días de calor agobiante, limitá todo lo que puedas la actividad física, permanecé en lugares frescos, si vas a estar al sol, usá sombrero y bebé mucha agua para reemplazar los fluidos y las sales que perdés con el sudor. "Evitá las bebidas alcohólicas y las estimulantes, como el té y el café, porque favorecen la deshidratación", afirma la especialista.
Problemas gástricos
Se estima que cerca del 40% de los viajeros sufre la llamada "diarrea del turista". Los síntomas que la acompañan son las náuseas, los vómitos, la fiebre y el dolor abdominal. ¿Querés zafar de este cuadro horrible? "Lavate muy bien las manos con agua caliente y con jabón antes de comer, y únicamente ingerí alimentos cocidos y bebidas envasadas. De esa manera vas a reducir la cantidad de bacterias que ingresan a tu organismo", asegura Machioli.
Antes de irte: Los prebióticos (son alimentos con microorganismos vivos adicionados que permanecen activos en el colon), como el yogur con lactobacilos, hacen que tu sistema digestivo pelee mejor contra la diarrea. También podés consultarle a tu médico sobre la posibilidad de tomar un suplemento acidófilo una semana antes (lo podés encontrar en las tiendas de productos naturistas y funciona como un antibiótico intestinal natural).
Durante las vacaciones: Si a pesar de haber tomado precauciones igual te descomponés, recurrí a las pastillas de carbón: interrumpen la diarrea. Evitá el azúcar (multiplica las bacterias) y las verduras de hoja (producen inflamación).
Quemaduras de sol
Según datos del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, el verano pasado, el 30% de las consultas realizadas en hospitales móviles de la costa atlántica estaban relacionadas con quemaduras de sol (20.000 turistas pidieron asistencia médica por ese tema). Que no te pase lo mismo: vas a pasarla mal y además sentarás las bases de un problema de salud que puede ser grave.
No pienses que una vez que te "pelás" ya no hay más daño. Cuando la piel remueve las células dañadas se produce ese efecto, pero si la lesión es profunda, esta acción no alcanza para repararla.
Antes de irte: Comprá un bronceador con factor de protección solar 40. Llevá también cremas post solares para aliviar cualquier inflamación que sobrevenga a una quemadura leve.
Durante las vacaciones: Si tenés la piel enrojecida, usá ropa fresca y liviana (para que absorba el calor), date una ducha con agua tibia y quedate cerca de un ventilador. Si la quemadura es severa, bebé mucho líquido y aplicate un gel con aloe vera (si tenés a mano esa planta, cortá una hoja de modo transversal y pasala suavemente, sin su piel, sobre la zona afectada). Si te sentís afiebrada, consultá a un médico. Es importante que viajes con un seguro médico: podés contratar uno o llamar a tu tarjeta de crédito y averiguar si brinda este servicio.
Según: http://www.cosmo.com.ar
Resfríos de verano
El cambio brusco de temperatura que sufrís cuando ingresás a un lugar muy refrigerado (un shopping, un restaurante o tu oficina, por ejemplo) hace que te resfríes con más facilidad. El estrés también provoca que te bajen las defensas, lo que favorece el contagio de algún virus. Los preparativos para las vacaciones (reservar el hotel y los pasajes, tramitar el pasaporte, dejar todo encaminado en tu casa y en el trabajo y hacer compras de último momento, por ejemplo) implican cierto grado de ansiedad, y eso incide en tus defensas. ¿Viajás en avión? Ojo: al estar cerrado y atestado de personas, es un piquete de gérmenes.
Antes de irte: "Para aumentar tus defensas, tenés que alimentarte bien. Además, podés recurrir a un suplemento multivitamínico", recomienda la médica clínica Mónica Machioli, del hospital provincial Luisa Cravenna de Gandulfo, de Lomas de Zamora. Empezá a tomarlo dos semanas antes de viajar.
Durante las vacaciones: "En verano, los resfríos suelen ser originados por virus (no por bacterias), lo que hace que los antibióticos no resulten eficaces. El médico debe indicar el tratamiento adecuado, pero siempre es conveniente reposar durante tres días, hasta que te mejores", explica la especialista.
Golpe de calor
En lo posible, tratá de no exponerte a temperaturas muy elevadas. Cuando transpirás, perdés fluidos y sales que son vitales para tu organismo. Además, corrés el riesgo de sufrir un golpe de calor. "Este, por lo general, se manifiesta rápidamente. Los signos que lo anuncian incluyen náuseas, dolor de cabeza, sed, mareo y cansancio", dice Machioli.
Durante las vacaciones: Los días de calor agobiante, limitá todo lo que puedas la actividad física, permanecé en lugares frescos, si vas a estar al sol, usá sombrero y bebé mucha agua para reemplazar los fluidos y las sales que perdés con el sudor. "Evitá las bebidas alcohólicas y las estimulantes, como el té y el café, porque favorecen la deshidratación", afirma la especialista.
Problemas gástricos
Se estima que cerca del 40% de los viajeros sufre la llamada "diarrea del turista". Los síntomas que la acompañan son las náuseas, los vómitos, la fiebre y el dolor abdominal. ¿Querés zafar de este cuadro horrible? "Lavate muy bien las manos con agua caliente y con jabón antes de comer, y únicamente ingerí alimentos cocidos y bebidas envasadas. De esa manera vas a reducir la cantidad de bacterias que ingresan a tu organismo", asegura Machioli.
Antes de irte: Los prebióticos (son alimentos con microorganismos vivos adicionados que permanecen activos en el colon), como el yogur con lactobacilos, hacen que tu sistema digestivo pelee mejor contra la diarrea. También podés consultarle a tu médico sobre la posibilidad de tomar un suplemento acidófilo una semana antes (lo podés encontrar en las tiendas de productos naturistas y funciona como un antibiótico intestinal natural).
Durante las vacaciones: Si a pesar de haber tomado precauciones igual te descomponés, recurrí a las pastillas de carbón: interrumpen la diarrea. Evitá el azúcar (multiplica las bacterias) y las verduras de hoja (producen inflamación).
Quemaduras de sol
Según datos del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, el verano pasado, el 30% de las consultas realizadas en hospitales móviles de la costa atlántica estaban relacionadas con quemaduras de sol (20.000 turistas pidieron asistencia médica por ese tema). Que no te pase lo mismo: vas a pasarla mal y además sentarás las bases de un problema de salud que puede ser grave.
No pienses que una vez que te "pelás" ya no hay más daño. Cuando la piel remueve las células dañadas se produce ese efecto, pero si la lesión es profunda, esta acción no alcanza para repararla.
Antes de irte: Comprá un bronceador con factor de protección solar 40. Llevá también cremas post solares para aliviar cualquier inflamación que sobrevenga a una quemadura leve.
Durante las vacaciones: Si tenés la piel enrojecida, usá ropa fresca y liviana (para que absorba el calor), date una ducha con agua tibia y quedate cerca de un ventilador. Si la quemadura es severa, bebé mucho líquido y aplicate un gel con aloe vera (si tenés a mano esa planta, cortá una hoja de modo transversal y pasala suavemente, sin su piel, sobre la zona afectada). Si te sentís afiebrada, consultá a un médico. Es importante que viajes con un seguro médico: podés contratar uno o llamar a tu tarjeta de crédito y averiguar si brinda este servicio.
Según: http://www.cosmo.com.ar
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