A dos años de haber sufrido un ataque cerebrovascular, la
modelo y actriz Verónica Perdomo hoy hace su vida casi normal. Consejos
para estar atentos.
“Hay mucha gente que está triste, que está enferma, pero hay que ser
positivo. A mí me dijeron que no iba a poder hablar y ahora estoy
hablando. No es fácil, pero todo se puede con voluntad”. Sin dudas,
Verónica Perdomo es una persona singular. Luego de haber atravesado una
de las situaciones más difíciles, muestra su sonrisa todo el tiempo. A
sus 29 años, un accidente cerebrovascular (ACV) paralizó su vida y su
trabajo como modelo publicitaria y actriz. Estuvo un mes en coma, se
sobrepuso a un diagnóstico pesimista de vida y superó una traqueotomía
por un edema pulmonar, mientras se reponía.Florencia Del Gizzo / Clarín MUJER
Según cifras de la Sociedad Argentina de Neurología, en nuestro país cada cuatro minutos una persona sufre un ataque cerebral, una afección causada por la pérdida súbita de flujo sanguíneo (ACV isquémico) o por el sangrado (ACV hemorrágico), ambos en el cerebro. En cualquiera de estas dos situaciones, las neuronas pueden debilitarse o morir por la falta de oxígeno en las células nerviosas. Como consecuencia, las partes del cuerpo controladas por las regiones del cerebro afectadas también dejan de funcionar.
Los efectos de un ataque cerebral son, a menudo, permanentes, ya que las células cerebrales muertas no se pueden reemplazar. Por medio del reconocimiento temprano de los signos de un ACV y la búsqueda inmediata de atención médica se pueden reducir considerablemente las posibilidades de muerte y discapacidad (es la tercera causa de muerte en el mundo y la primera en discapacidad en adultos mayores).
“Un día desperté y me di cuenta que tenía pañales, no podía caminar, ¡ni hablar! Me dije: ¿qué me pasó? No entendía nada”, relata Verónica aún con sorpresa. Su rehabilitación fue paulatina. De a poco comenzó a dar los primeros pasos, a reconocer los fonemas de cada una de las letras y a retomar la lectoescritura.
Aunque tenía una buena calidad de vida (comía sano, no fumaba y hacía gimnasia), la combinación de pastillas anticonceptivas y una medicación que le dieron por un diagnóstico equivocado, desencadenaron su ACV.
Sin embargo, no todas las mujeres desarrollan esta patología. Existen dos tipos de factores que pueden favorecer un ataque cerebral: aquellos que no podemos hacer nada para prevenirlos como la edad, la herencia y antecedentes personales; y aquellos que podemos prevenir con una vida sana y controles médicos regulares.
“Los síntomas clásicos del ACV pueden darse en forma aislada o de manera simultánea. Es importante saber que suelen comenzar en forma súbita y, por lo general, afectan un solo lado del cuerpo”, explica el neurólogo Luciano Sposato, director del Centro de Stroke del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
Entre los síntomas o señales de alerta se encuentran: debilidad o adormecimiento en un brazo, una pierna o la mitad de la cara; confusión o dificultad para hablar; problemas para ver con un ojo o con ambos; pérdida del equilibro o falta de coordinación, y dolor de cabeza intenso.
“Veo la mitad de la pantalla”, recuerda Verónica que le dijo a su novio mirando TV. Más tarde, un dolor “insoportable” -como ella misma describió- invadió su cabeza. “Me tuvieron que dar morfina, porque no lo aguantaba”. A partir de allí, no recuerda nada más.
El tiempo es clave en el ACV y los expertos aconsejan ir de inmediato a un centro médico ante las primeras señales de alerta porque eso permite disminuir los grados de discapacidad que pueden resultar de un ataque cerebral. En su blog, el doctor Sposato describe que hay tres ejercicios simples que se pueden hacer para reconocer si la persona está sufriendo un ataque: pedirle que diga una frase simple (si tiene dificultades, es un signo); hacer que sonría (si la mueca es asimétrica, es una señal), y solicitar que levante ambos brazos con las palmas hacia arriba (si alguno de los brazos cae o la palma se rota, puede tratarse de un ataque). Según una encuesta de la Asociación Argentina de Ataque Cerebral, el 34% de las personas consultadas desconoce cuáles son los síntomas.
De acuerdo a los últimos estudios, uno de los factores de riesgo es la fibrilación auricular (FA), el tipo de arritmia cardíaca sostenida más frecuente. Se estima que entre el 6% y el 7% de la población mayor de 60 años padece esta enfermedad, cuyo porcentaje aumenta con la edad y acrecienta el riesgo de sufrir un ACV. “La fibrilación auricular ocasiona un trastorno del funcionamiento de las aurículas, dos de las cuatro cavidades que tiene el corazón y puede producir un infarto cerebral o ACV”, explica Sposato, quien además es director del Departamento de Neurología de Adultos de INECO.
Con mucha fuerza de voluntad, Verónica retoma de a poco su carrera. Comenzó con castings para publicidad y a filmar una película, donde interpreta a una médica extranjera (personaje que no le exige una dicción perfecta). Y empezó a tomar clases de stand up, en contra de las recomendaciones de los especialistas que temían que se frustrara. Pero ella se siente feliz con su nueva actividad y se supera día a día.
http://www.entremujeres.com
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