Más de 50

La piel posmenopausia requiere productos específicos. ¿Qué activos conviene usar? La palabra de los expertos.

Una premisa que no se pone en discusión es que la piel necesita tratamientos diarios que se adapten a sus necesidades y cubran sus carencias. Pero ocurre que la piel demanda cuidados diferentes según la edad, porque va cambiando a medida que pasa el tiempo.

“Hay que conocer lo que necesita en cada momento para suministrarle el tratamiento más adecuado con activos que respeten y acompañen el ciclo de vida de la piel”, afirma María Isabel Ahedo, farmacéutica bioquímica, directora técnica de Arbell.

Las exigencias de las pieles maduras se relacionan con sus rasgos distintivos: disminuye la producción de colágeno y elastina y aumenta la pérdida de agua, procesos que comienzan a los 40 años y se hacen aún más evidentes a los 50, con la menopausia y la disminución hormonal, cuando la piel pierde grosor y se torna más seca. Pero el proceso de envejecimiento es complejo y multifactorial y también pero está influenciado por una gran cantidad de factores como el estilo de vida y los vaivenes emocionales, además del natural paso del tiempo.

“Se ha prestado gran atención a la importancia de los cambios hormonales, como la caída del nivel de estrógenos durante la menopausia. Otras razones son el sol (fotoenvejecimiento) y la exposición a tóxicos como el humo del tabaco”, afirma la dermatóloga asesora de L’Oréal Cecilia Navarro Tuculet.

El rasgo más característico de la disminución de estrógenos es el deterioro del colágeno (se deshidrata y se torna rígido) que resulta en la pérdida de densidad y sostén de la piel.

En condiciones normales, la síntesis de colágeno disminuye aproximadamente un 2% anual a partir de los 30 años, y cae alrededor de un 30% en los primeros 5 años posteriores a la menopausia. Los efectos inmediatos son principalmente inducidos por la reducción repentina de la secreción sebácea. La piel se reseca, pierde elasticidad y se arruga.

TECNOLOGÍA ANTI AGE

Viviana Ranone, dermatóloga de Lidherma, describe que para el tratamiento de las pieles maduras se utilizan productos con principios activos combinados: estimulantes celulares, reafirmantes, tensores, fitoestrógenos, antirradicales libres (vitaminas A, C y E, silicio, aceite de oliva, extracto de caviar), coenzima Q10, colágeno y protectores solares. Cuando comienzan a hacerse visibles manchas y arrugas más profundas, es necesario utilizar también productos blanqueadores y renovadores celulares, para afinar la piel y atenuar la pigmentación. Como la piel tiende a deshidratarse, valen también las fórmulas con ceramidas, ácidos grasos esenciales y ácido láctico en bajas concentraciones. Estos activos se incorporan en diferentes vehículos para poder adaptar el tratamiento a todo tipo de piel: geles, cremas, soluciones y emulsiones.

Por su parte, Graciela Cuomo, del Servicio de Dermatología del Hospital Italiano de Buenos Aires y asesora de RoC, apunta que “las arrugas son la mayor preocupación de belleza de las mujeres de más de 35 años, y el tema absorbe al 85% de la franja etaria de 50 a 64 años”. El activo que destaca como antiedad más eficaz es el retinol.

Otro ingrediente para sumar es el ácido hialurónico. Rita García Díaz, médica dermatóloga y asesora científica de Bagóvit, describe: “Regula el movimiento y reproducción de las células, estimula la formación de colágeno y elastina y colabora en los mecanismos de defensa”.

En materia de tratamientos médicos sugeridos para pieles maduras, Laura Mijelshon, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología, menciona el rejuvenecimiento facial que combina 2 tecnologías: luz pulsada (tecnología fluorescente avanzada), con efecto sobre manchas y arañitas, y Pixel láser, con efecto rejuvenecedor, tensor y aclarante ($ 1.800). Otra opción es un pack antiage de 9 sesiones de microdermoabrasión con punta de diamante, mesolifting con sustancias tensoras y radiofrecuencia o lifting sin cirugía ($ 2.300).



Texto: Bettina Fallik