Carolina Herrera (h), que se encarga de los perfumes de la marca, viajó hasta Londres para presentar L’eau, su última fragancia.
La dupla no sólo comparte nombre y apellido, sino también su pasión por el diseño. “Que yo sea la hija y me llame igual no significa que vaya a sucederla”, advierte.
Con su marido, el extorero Miguel Báez, se casaron un 19 de junio de 2004. Hoy, él se dedica a los negocios de la familia. “Pasamos mucho tiempo juntos. Desde que tuvimos a nuestros tres hijos no hemos salido solos de vacaciones, pero lo estamos organizando”.
Vestida con jeans, ballerinas, camisa de algodón y maxicárdigan (así se registró en el hotel The Connaught) llama tanto la atención como hiperproducida con sombrero, flores y bicicleta en mano. Es que Carolina Herrera (h) tiene un aura especial que la hace brillar esté donde esté y cómo esté. Ella, que se encarga de los perfumes de la marca, viajó hasta Londres (vive en Madrid junto a su esposo, el extorero Miguel Báez, el Litri, y sus tres hijos) para presentar L’eau, su última fragancia. Allí organizó un gran evento –que duró tres días– para periodistas de España y Latinoamérica. A solas con Para Ti, accedió a una charla distendida en la cual no sólo habló sobre su más reciente creación, sino también dio claves para ser una empresaria exitosa (heredera de un verdadero imperio de moda), una madre sin culpas y una buena esposa.
Luego de haber creado cerca de una decena de perfumes, ¿sos capaz de elegir uno por sobre los demás? Mi preferido por su aroma, ahora, es L’eau; me encanta. Pero si me preguntás por mi preferido de sentimiento no tengo dudas que es el 212, porque como fue el primero que hice siempre me atrae. Sabés lo que pasa, hay gente que es muy fiel a su perfume –el 212 se ha convertido en un clásico de muchas mujeres– y, de todas maneras, va a probar mi nueva fragancia porque le gusta la idea de saber que hay un nuevo perfume Carolina Herrera; seguramente le va a atraer el frasco, la publicidad, el aroma… pero igual va a seguir siendo fiel al suyo. Y eso a nosotros también nos conviene porque si no cada vez que lanzáramos un perfume habría que sacar de la venta el resto. La idea es seguir sumando fragancias que para algunas quizás se convertirán en sus favoritas y para otras en una novedad más.
¿Qué sucede cuándo alguno no funciona y hay que sacarlo del mercado?La verdad, a nosotros nos ha pasado pocas veces. Da pena; pero bueno, no te estancás en eso y sigues adelante. Igual siempre te queda dando vueltas; hay uno que a mí me encantaba, pero que en su momento no funcionó… te puedo asegurar que todavía sigo buscando la manera de recuperarlo, todavía tengo algunos guardados en casa.
¿Pensás quedarte en el mundo de las fragancias o ya estás planeando dar el salto al diseño de moda con tu mamá? Ya he diseñado algunas cosas para chicos y me encanta, pero no se puede hacer todo en la vida, ahorita lo mío son las fragancias y me encanta. Tal vez en un futuro comience a diseñar ropa, no lo sé, como tampoco sabía hace diez años que iba a hacer perfumes. Creo que las cosas van surgiendo naturalmente. No me creo para nada eso que dicen de que voy a ser “la sucesora de mi madre”. Puede ser alguna de mis hermanas o alguien ajeno a la familia y que todavía no conocemos. Esto es un negocio y se trata de que siga siéndolo por encima de todo lo demás. Que yo sea la hija y me llame igual no significa que me vaya a tocar sucederla. Para nada.
CHICA CHIC. Instalada en el living de la suite del maravilloso hotel The Connaught, Carolina conversa relajada. Lleva un vestidito sencillo signé –obviamente– CH, pero asegura que no siempre se viste con los diseños de su marca. “Mamá no ve como una traición que yo use otra ropa; mi estilo es mucho más relajado, no puedo estar todo el día vestida de punta en blanco de CH ni de ninguna otra marca, eso no es lo mío”, declara a la vez que asegura que para comprarse ropa es muy rápida porque sabe lo que le gusta y es muy segura de sí misma: “Igual, también me ha pasado de comprar algo, llegar a casa, sacarlo de la bolsa y decir: ‘¡qué horror!’. Entonces corro de regreso al negocio para cambiarlo”, asegura con desparpajo quien tras haber cumplido 41 años sostiene que no le pesa la edad, aunque no duda en usar las cremas que usualmente le regalan porque reconoce que no tiene la piel perfecta. “No me molesta el paso del tiempo porque me encuentro bien. No me veo demacrada, ni nada. Casi te diría que me veo cada vez mejor, a mí cumplir años me hace bien. Eso sí, no festejo, no por negar cuántos tengo, sino porque odio organizarme la fiesta. Creo que es un trauma que me quedó de chica: cada vez que lo hago siento que nadie va a venir y que los que vengan lo van a pasar fatal!”, dice entre risas.
¿Y ese trauma también se aplica a las fiestas de cumpleaños de tus hijos? Totalmente, no sabés lo que sufro hasta que llegan todos y veo que la están pasando genial. Igual, me encanta organizarlas y ellos la pasan bomba. Pero yo nunca festejé nada, ni los 15, ni los 30, ni los 40. Tendría que hacer alguna… tal vez para mis 50.
Ya que hablamos de los chicos, ¿cómo te las arreglás con tres: Olimpia (6), Miguel (5) y Atalanta (2)? Como cualquier mamá que trabaja, el secreto está en la organización. Ojo, también reconozco que es un sacrificio ser mamá y trabajar tanto; a veces se pierden cosas y otras se ganan, es un balance. Hasta hace poco mi hija más pequeña lloraba como loca cada vez que me iba de viaje. Le agarraba un ataque de llanto que sólo le duraba hasta que yo traspasaba la puerta. Ahora ya lo superó y me habla por teléfono sin problemas. También pienso que para ellos es importante ver que su madre trabaja, que se va a la mañana y vuelve por la tarde. De todas maneras, reconozco que tengo la suerte de no tener un trabajo demasiado absorbente. Me encanta hacerlo pero me puedo dar el lujo de pasar mucho tiempo con ellos, de llevarlos al cole e ir a buscarlos.
¿Sos una madre presente en las reuniones escolares y en la puerta del colegio? Absolutamente. Ahora me estoy perdiendo el sport day y nos sabés cómo me lo recriminan, porque voy y los aliento a los gritos, me encanta. Además me he hecho muy amiga de las otras mamás. Y esto es algo que mi madre jamás hizo conmigo, ni con mis hermanas. También reconozco que a mí no me gustaba que ella fuera al colegio; cuando tenía que ir yo le decía: “ni se te ocurra ponerte eso”. La veía demasiado elegante.
¿Y qué cosas de la educación que te dio tu madre vos tomaste para transmitirle a tus propios hijos? La constancia. Yo, al igual que mi madre, no les exijo que sean perfectos, pero sí que si empiezan algo lo terminen. Si hacen ballet o aprenden a tocar un instrumento no lo tienen que hacer perfecto, pero sí no pueden abandonar a mitad de año. La constancia nos permite llegar a donde deseamos.
¿Hay peleas en casa por eso? Sí. Con la más grande, que tiene 6 años y todavía no está en primer grado, ya le están mandando algunas tareas. Algo para escribir o para leer y no sabés cómo le cuesta: no le apetece nada hacerlo y es una pelea constante. Ella es fanática de los zapatos altos y desde que tiene un año camina con los míos por más que sean 20 talles más grandes. Tengo fotos de ella muy divertidas que me dan ganas de ponerlas en un álbum. Es increíble, le encanta.
¿Salís con ella de compras? Para nada, ella usa lo que yo le digo y le compro, no elige. Ojo, hay veces que me agarra cansada y le digo: “anda, ponte lo que te dé la gana”, a sabiendas de que elegirá lo más feo del placard o la combinación menos pensada.
Para terminar, y luego de tres días tan agotadores como los que pasaste en Londres presentando el perfume a toda Latinoamérica y España, ¿podés contarnos cuáles y cómo son tus vacaciones preferidas? Cuando salimos los seis (porque yo sin la niñera no salgo) vamos generalmente a Nueva York para disfrutar de la playa. También nos gusta ir a esquiar, aunque es un deporte muy agotador para chicos tan pequeños como los míos. La tercera opción, y la que para mí es la más descansada, es instalarnos en nuestro campo de Extremadura. Por ahora esa es mi vacación ideal, no será demasiado glamorosa, pero es la que más disfruto.
Textos: Silvina Ocampo (enviada a Londres). Fotos: Gentileza CH.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te leo...