¿Cuándo es el momento indicado para acudir a un especialista en fertilidad? ¿Qué debemos tener en cuenta antes? Éstas y otras preguntas invaden las cabezas de muchas parejas en busca de hijos. Aquí, las respuestas.
Según la (OMS) Organización Mundial de la Sa-lud, una pareja debería de mantener relaciones sexuales con una frecuencia de entre dos y tres veces por semana. De ese modo, siempre tendrán relaciones al menos una vez durante el período preovulatorio, que suele darse entre los días 11 y 14 del ciclo”, explica el doctor Fernan-do Neuspiller, director clínico de IVI Bs.As.Sin embargo, muchas veces quienes están buscando con ansias un bebé cumplen con este requisito, pero el tiempo pasa y el embarazo no llega. Los fantasmas de la infertilidad empiezan a visitarlos y la pregunta de millón resuena: ¿será hora de ir a un especialista? Y, frente a este interrogante, se abren, al menos, dos caminos a seguir: llamar inmediatamente al médico o seguir esperando... pero, ¿hasta cuándo?
“El tiempo mínimo para intentar lograr un embarazo es de 6 meses, sobre todo si la edad de la mujer es superior a los 35 años. Esto ha cambiado un poco gracias a algunos estudios estadounidenses en los cuales ha sido demostrado que más del 60% de las parejas logra el embarazo en el primer semestre si la mujer logra reconocer el moco cervical (días fértiles) y mantienen relaciones regulares, según lo explicado por la OMS”, dice Neuspiller.
Pero éste no es el único dato a tener en cuenta. Según explica la doctora Stella Lancuba, directora médica de Cimer (Centro de Investigaciones de Medicina Reproductiva), si tenés menos de 35 pero ya llevás un año o más intentándolo, es hora de hacer una consulta. “Por otra parte, todo hombre con antecedente de cirugía testicular, con varicocele, alteraciones del descenso testicular o que tenga sospechas por algún antecedente también debería realizar una consulta”, añade Lancuba.
¿Por qué no quedo?
Si estás esperando que te aparezca alguna señal que te ponga sobre aviso, vas por mal camino. “La infertilidad no produce síntomas”, remarca la directora de Cimer. Y agrega: “El más importante es no lograr el embarazo en el tiempo estipulado para cada caso. Por ello, se habla de signos y no de síntomas. Algunos de estos signos pueden ser menor concentración y movilidad de los espermatozoides, calores en la mujer, amenorrea u oligomenorrea, dolor pelviano o alteraciones del ciclo sexual”.
¿Cuáles son las causas más comunes por las que hay parejas que no logran embarazarse? Médicamente, hay cinco categorías que, de todos modos, pueden superponerse entre sí, según explica la doctora Carolina Boggino, médica del CEGyR: el factor ovulatorio (pacientes de edad avanzada con menor cantidad y calidad de óvulos o mujeres jóvenes que padecen del Síndrome de Ovarios Poliquísticos o tienen falla ovárica precoz); el factor tubario-peritoneal (obstrucciones en las trompas); el uterino (malformaciones congénitas, infecciones, fibromas, etc.); el factor masculino (poca cantidad de espermatozoides, mala movilidad o morfología o ausencia total de espermas); el coital (dificultades en las relaciones sexuales). Y, aparte, el ESCA (Esterilidad Sin Causa Aparente) que afecta a un 5% y 10% de las parejas.
¿Qué hacer?
“En principio, las mujeres no deben calcular sus días fértiles sino reconocerlos, sobre todo si tienen irregularidades”, dice Neuspiller. Y amplía: “Si una mujer ovula, antes de que esto se produzca, presenta una secreción (moco cervical) bastante similar a la clara de un huevo crudo, o sea transparente y filante (que se estira mucho sin cortarse), cuando ésta se presenta, la mujer está en el período preovulatorio que dura entre dos y cinco días, y es durante ese período cuando existen mayores posibilidades de que la mujer quede embarazada”.
Según el especialista, antes de tomar la decisión de acudir a la consulta, es recomendable poner la lupa sobre los hábitos de la pareja. A saber: ¿fumás?, ¿seguís una dieta sana?, ¿tenés sobrepeso?, ¿está estresado?
Después de evaluar todas estas cuestiones y tras un período de intentos, Sandra Fadigati decidió, a sus 43 años, acudir a un especialista en fertilidad para lograr quedar embarazada de su segundo hijo. Así, luego de consultarlo con su ginecóloga, llegó al CEGyR: “En nuestro caso tuvimos un factor suerte muy importante, ya que no sabíamos mucho sobre el envejecimiento de los óvulos y por la edad, especialmente mía, nos explicaron que teníamos que pensar en una ovodonación. Ya teníamos una hija de 12 años y no queríamos hacer la ovodonación. Así que nos hicimos los estudios para revisar que todo funcionara correctamente y cuando me hicieron la histerosalpingografía virtual vimos que había una trompa tapada. Al mes siguiente, la doctora nos sugirió hacer un seguimiento de ovulación. Lo hicimos y cuando regresamos al otro mes, ¡ya estaba embarazada!”, cuenta Sandra, quien hoy tiene a Vittorio de 3 años, además de Francesca.
El factor psicológico
Según el saber popular, cuando una pareja intenta concebir un hijo y no hay causa médica aparente para no lograrlo, se trata de un problema psicológico. Sin embargo, según los especialistas, hay que tener cuidado con esto. “Si la pregunta es si la psiquis tiene el poder de generar infertilidad en una persona, la respuesta debería ser que no”, dice la licenciada Claudia Azar, psicóloga del IVI Bs. As. Y continúa: “Ahora bien, es sabido y es cada vez más frecuente ver en nuestros pacientes el proceso inverso: los tratamientos de reproducción asistida amplifican los niveles de estrés, ansiedad y nerviosismo y estas pacientes pueden llegar a desarrollar un estado de desgano y falta de motivación o apatía con respecto a la vida”.
Para evitarlo, la información es la clave. Y cuando hablamos de información, nos referimos a la comunicación por parte del médico sobre el proceso, los posibles resultados, tiempos y demás situaciones que deberá atravesar la pareja a lo largo del tratamiento.
Más allá de lo que el médico pueda hacer por sus pacientes, también hay mucho que cada uno puede hacer por su bien y el de su pareja, ya que éste no es justamente un sendero de rosas, sino más bien plagado de espinas y la unión y fortaleza de ambos es fundamental para que todo salga bien y para que, una vez concluido el proceso, las partes no queden resentidas ni desgastadas.
Por eso, tomá nota de estos consejos que, según Azar, pueden ayudarte -y mucho- para no bajar los brazos.
- Entender que el tratamiento es un camino de obstáculos y que cada obstáculo que se pasa es uno menos hasta llegar a la meta final.
- Saber que lo que es cotidiano va a estar interferido por medicación, consultas médicas, expectativas y esperas.
- Preservar pequeñas cosas del día a día que sean reconfortantes e importantes.
- Preservar la comunicación. Informar al otro sobre el estado de ánimo o permitirse pedir lo que se necesita.
- No pensar que el otro, por no manifestar de la misma manera, no siente o no se interesa. Simplemente lo expresa o demuestra con los recursos que puede.
- No llenarse de información. El exceso ocupa espacio. Es preferible preguntarle al profesional.
- Entender que es una experiencia estresante, lo que significa poder amplificar los cuidados de uno mismo y de la pareja. Las pequeñas cosas que se puedan hacer por uno mismo y por el otro generarán un cambio importante.
- En determinados momentos del tratamiento, en la terapia se construyen recursos para poder atravesarlos. Cada etapa requiere diferentes estrategias. Por momentos, hay que permitirse ser muy creativos.
- Reencontrarse con aquellas cosas que los reconfortaban antes del comienzo de la búsqueda.
Algunos números
- Más del 60% de las parejas logra el embarazo en el primer semestre de intento y más del 20% lo logra en el segundo (por eso es recomendable esperar un año para hacer
la consulta).
- 1 millón de niños en el mundo y más de 10 mil en Argentina han nacido gracias a los tratamientos de Fecundación in vitro desde 1978 hasta 2010.
- La tasa de infertilidad en parejas argentinas se estima entre el 15% y 20%.
- En Estados Unidos, 1 de cada 8 mujeres y hombres son diagnosticados con problemas de infertilidad cada año.
- Entre 60 y 80 millones de parejas en todo el mundo padecen algún tipo de infertilidad, según un informe de la Organización Mundial de la Salud.
- El 30% de los casos de infertilidad tiene causas de origen femenino; otro tanto corresponde a problemas masculinos y el 40% restante, a dificultades combinadas de ambos miembros de la pareja.
texto. Verónica Salatino
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