viernes, 14 de octubre de 2011

Adiós a la sequía

¿Sentís la piel tirante, áspera y resquebrajada? Las temperaturas extremas y las agresiones del medio ambiente se hacen notar. Aquí, te contamos cómo combatir la sequedad.


"La piel seca se caracteriza por la presencia de descamación que puede ser, desde casi imperceptible, hasta bien visible, con escamas grandes que se desprenden permanentemente", describe Laura Mijelshon, médica dermatóloga.



 “Se recomienda el uso de jabones de pH neutro y de avena, agua termal, máscaras hidratantes y emulsiones fluidas para el tratamiento postsolar”, explica Edgardo Chouela, director del centro dermatológico Chouela.


 
Temperatura alta. Aire sofocante. Sol… Hay jornadas de verano en las que nos sentimos como en medio de un desierto. La piel se torna áspera y luce resquebrajada. Es que en estos días, el órgano más grande de nuestro cuerpo puede perder tanta agua que es posible que se deshidrate. Según un estudio realizado por Dermaglós, el 28% de las argentinas tiene piel seca. Sin embargo, a ellas se suman quienes durante el invierno y el verano reciben el impacto de temperaturas extremas y otras agresiones, independientemente del tipo de piel que tengan.
¿Cuáles son los signos de una piel deshidratada? “La piel seca se caracteriza por la presencia de descamación que puede ser, desde casi imperceptible, hasta bien visible, con escamas grandes que se desprenden permanentemente. Este tipo de piel también se ve fina, arrugada y apergaminada y puede picar debido a la misma deshidratación. Otro de los signos es que si uno presiona la piel entre el dedo pulgar e índice –como pellizcándola– y la suelta, ésta no vuelve a su forma inicial o lo hace con mucha lentitud”, describe Laura Mijelshon, médica dermatóloga, directora del Centro Piel y Estética, y miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología. Por dentro y por fuera, la piel debe estar bien hidratada. “La resequedad es una de las alteraciones más frecuentes de este órgano ya que es el más expuesto al ambiente, o simplemente por el paso del tiempo. La piel actúa como una barrera de permeabilidad selectiva que permite el paso de algunas sustancias e impide el de otras. El agua es el elemento más importante de esta barrera. Si ésta se daña, la piel se torna seca, áspera y rugosa, y se forman escamas que se desprenden de la superficie, al tiempo que se experimenta una evidente pérdida de elasticidad. Por eso, es fundamental mantener niveles adecuados de hidratación para que sus funciones no se alteren y aparezcan enfermedades”, explica Edgardo Chouela, director del centro dermatológico Chouela; y continúa: “Si bien no se puede generalizar, las mujeres mayores de 50 años presentan tendencia a piel seca influenciada por los cambios hormonales. La piel senil es más propensa a resecarse porque va perdiendo elasticidad, se deshidrata, adquiere una coloración amarillenta, aparecen arrugas y manchas. Por otro lado, nuestra cultura del baño a diario es un motivo de agresión cotidiana, que se ve amplificada por otros agresores tales como las condiciones climáticas y factores genéticos que influyen en el grado de hidratación de la piel”.

EN BUSCA DE TU OASIS. Las temperaturas extremas de invierno y de verano son uno de los factores externos que más afectan a la hidratación de la dermis y epidermis. Por eso, cuando se expone al sol, al viento, a la sal del mar y el cloro de la pileta es momento de prestarle especial atención y cuidado. “El calor altera la composición del manto protector de la piel y disminuye su efecto. Por lo tanto, no puede retener la hidratación natural y aislarla del medio ambiente. A pesar de que todos los tipos de pieles sufren las inclemencias del tiempo y las condiciones ambientales, indiscutiblemente, son las secas y sensibles las más afectadas, mostrando un aspecto cuarteado, opaco y con descamación”, explica Silvana Dato, especialista en medicina estética. Para evitar estos signos, es importante reponer el agua que la piel pierde diariamente con productos especializados. “Lo ideal es hacerlo con formulaciones que, además, contengan lípidos naturales que compensen las agresiones cotidianas (lavado, polución ambiental, climas secos, calefacción o frío). En verano es muy importante realizar una adecuada fotoprotección de la piel utilizando bloqueadores solares que abarquen el rango UVA y UVB, resistentes al agua. Algunos presentan fórmulas humectantes que hidratan y protegen. También se recomienda el uso de jabones de pH neutro y de avena, agua termal, máscaras hidratantes y emulsiones fluidas para el tratamiento postsolar. Además, pueden utilizarse lociones emolientes, cremas o emulsiones humectantes que contengan vitamina A y E, urea, aloe vera, pentapeptide y ceramidas cuya aplicación ideal es al menos dos veces al día y después del baño”, explica Chouela. Las rutinas diarias que los dermatólogos suelen recordar cotidianamente también son indispensables para mantener la piel hidratada. De hecho, si no utilizás los productos indicados, el efecto puede ser contrario a lo esperado.
El objetivo último es que la piel luzca sana, y para eso hay que comenzar por el interior. Por lo tanto, hay que focalizarse en el agua que le proveemos. Y dentro de la lista de hábitos saludables, no puede faltar la alimentación. “Hay que optar por consumir productos que aumenten la reserva de agua, actuando sobre el metabolismo celular, como vitaminas, hormonas y esteroles de origen vegetal. Y por supuesto, tomar agua, dos litros por día”, recomienda Dato. “Una alimentación sana y completa es la base de la salud de todos los órganos y la piel no es una excepción. Hay que alimentarse de manera completa, no hacer cambios bruscos en la dieta ni en el peso corporal, evitar las bebidas alcohólicas en exceso, la alimentación rápida pobre en nutrientes y rica en calorías y grasas saturadas”, agrega Mijelshon; y aclara: “Todos debemos cuidar la piel de igual manera en cuanto a los buenos hábitos y a las medidas higiénico-dietéticas generales. Pero el especialista indicará los cuidados particulares en cada caso, según edad, sexo, tipo de piel, hábitos y profesión. Lo mismo sucede en cuanto al tipo de crema, aunque, en general, las pieles secas deben tratarse con una de base nutritivo-humectante con lípidos emolientes, aceites y activos antiaging”.

DERMATOLOGICAMENTE REGADA. Como suelen reforzar los especialistas, es recomendable acordarse de la piel durante todo el año para que una vez llegado el verano no sea tarde. Jorge Laffargue, médico dermatólogo de Halitus Dermatología y Estética concluye: “El uso de diferentes terapéuticas más los cuidados cotidianos son una excelente arma para contrarrestar los efectos de los meses fríos y preparar la piel para que brille en el verano. La primavera es ideal para completar terapéuticas que se comenzaron en invierno o empezar con otras de reparación y que no requieran de muchas sesiones, pensando en que estamos próximos a comenzar los meses de mayor exposición solar. Por ejemplo, no es recomendable empezar peelings químicos profundos si se piensa en disfrutar del sol tan pronto como se pueda. Para las pieles más dañadas y envejecidas se puede aprovechar esta época para comenzar con los tratamientos”. Eso sí, si bien se tiende a cuidar más la piel de la cara por ser una de las zonas más visibles no hay que olvidarse del resto del cuerpo, ya que la piel es una sola.



Textos: Lucía Fernández Núñez. Producción: Maru Cabrera/ Mariela Rafaelli. Fotos: Salomé Vorfas/ Claudia Martínez.

Maquilló Candelaria Carballo con productos M.A.C. Agradecemos a Carla Ricciardi.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te leo...

Seguidores