Que su apellido no confunda: Jesús nunca se halla en el Pozo, él vive en la cima. Siempre ha presentado domicilio por esas zonas -a la hora de elaborar perfumes, del Pozo no baja de las estrellas y los cielos, paisajes que pareciera recrear, o al menos transportar, con cada nuevo aroma-.
En este caso, lo nuevo de Jesús se llama Ámbar y marca, según el mismo ha reconocido, “un antes y un después en mi carrera”. Trayectoria que, por cierto, había comenzado allá por 1992 cuando, después de adquirir éxito total como diseñador, se lanzó a la creación de nuevas fragancias como “Esencia de duende” (la primera).
No hace falta ser un genio, solo basta con leer atentamente, para darse cuenta de que va el nuevo logro de este talentoso diseñador: el ámbar. Se trata, como muchos sabrán, de una resina vegetal fosilizada de color caramelo. En esta oportunidad, Jesús del Pozo ha utilizado aquel elemento para dar vida a uno de los aromas que, según especialistas, dará que hablar: el aroma cuenta con un sinfín de herramientas que aportan, cada una, un toque diferente; un perfume que evoca no solo sensualidad sino, también, la pureza de la fruta y el bosque.
En fin, para quienes aman a Jesús del Pozo y también enloquecen por las buenas fragancias, ya llegó Ámbar. O ambas.
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