jueves, 6 de octubre de 2011

"No me gustan esos anteojos sin marco"

Detrás del vidrio, la chica con gafas gatúbelas y pasión por los anteojos. Carla Di Sí -de 39 años- es óptica técnica y, por esas cosas, se convirtió en diseñadora (autodidacta) de anteojos. Lo suyo viene de familia: es la tercera generación de ópticos de origen italiano. Empezó a los 22 años trabajando junto con su familia. Y llegó a Palermo hace nueve años. "Yo quería mostrar anteojos en una revista de moda. Y lo logré", se ríe. Luego de pasar por la empresa familiar, trabajó para Luxottica, la fábrica italiana más grande del mundo, que puso su oficina en Buenos Aires. "Toqué la puerta para aprender. Así, conocí el negocio. Salí a vender a las ópticas, a patear la calle. Fue un máster. Vi la situación real de la óptica en la Argentina. Faltaba algo, lo que yo quería hacer", dice. Hoy vende diseños por $ 600 o $ 650. "Soy un negoción", se ríe.
-¿Qué querías hacer?
-Un lugar donde se muestren los anteojos como lo que son: un objeto protagónico. Los anteojos van en la cara. No los podés disimular. ¡No me gusta cuando me piden esos anteojitos que no tienen marco! ¡Olvidate de que los anteojos no se ven! Para que no se vean usá lentes de contacto.
-¿Y cómo se fue dando el diseño?
-No soy diseñadora industrial, pero tengo mucho conocimiento del objeto. No quería repetir lo que veía. Entonces empecé a animarme a dibujar y aprendí a usar el programa que me permite armar mi propuesta de diseñadora. En la Argentina no hay algo así y en el mundo hay pocos diseñadores.
-¿Qué te aporta un par de anteojos?
-Lo que intento que te den es alegría, que sean sexy, que te favorezcan, que sean divertidos...
-¿La gente está predispuesta a eso?
-Sí, creo que cuando la gente viene acá a probarse mis anteojos pone otra cara. Yo lo tengo muy presente a la hora de dibujar varias cosas. Por ejemplo, una señora con muchas arrugas y ojeras nunca tiene que llevar anteojos oscuros, endurecen mucho. Trabajo con una teoría del color: uso materiales en colores naturales, complementarios a la cara. Los rosas funcionan bien, los lilas, los verdes, los nude...
-¿Hay reglas?
-No son estrictas. Lo que mata todo es la personalidad. Una regla dice: Cara redonda con gafas redondas no va. Pero aparece un gordo y se pone unos redondos y ¡te da vuelta, te mata! Soy muy abierta. He visto a un cliente que se compró unos gatunos de mujer y le quedaban perfectos. El límite lo pone uno. Y si se da vuelta el tablero, y un señor se lleva un modelo de mujer, digo: ¡Ese es el cliente Carla Di Sí! ¡Ese es mi amigo! ¡Sí, vamos a comer!
-Hay muchos uniformes en el mundo de los anteojos. ¿Qué pasa?
-Hay un gran mainstream comercial. Se dice lo que se vende y lo que hay que hacer. Y las marcas internacionales van por ese camino. Funciona porque la gente no tiene otra opción. Por eso digo: ¡voy a hacer todo lo contrario! Y los revendo.
-¿Quién marca la moda?
-El que busca algo distinto.
-¿Unos anteojos te dan actitud?
-Sí. A una persona muy tímida pueden ayudarla a esconderse. Y a la gente que tiene personalidad se la acentúan. Cumplen la función de salud visual. Son bárbaros. Es increíble cómo cambian la cara de la gente. Los que te dieron alegría, los que te sacaron una sonrisa, los que hicieron que te vieras diferente. Esos son los anteojos que van con vos.
www.carladisi.com.ar.

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