miércoles, 19 de octubre de 2011

Para decir adiós

Cuando perdemos a alguien o algo muy significativo en nuestras vidas se debe atravesar una etapa muy dolorosa: el duelo. Una especialista cuenta a Para Ti Online cómo transitar este difícil momento.

“Aunque inicialmente el duelo se describía como el proceso que se vivía después del fallecimiento de un ser querido, actualmente se considera que es la etapa normal ante la pérdida de una persona, cosa o valor significativa.”, señala la médica psiquiátrica, Laura Lemus.
Volver a empezar. Seguir adelante. Continuar. Éstas son algunas de las frases persistentes luego de una pérdida significativa en nuestras vidas. Y el interrogante más presente es ¿cómo se hace? Un camino normal es el que se conoce como duelo, que implica aprender a decir adiós. Laura Marcela Gil Lemus, médica psiquiatra de Fundación Foro, explica a Para Ti Online de qué se trata, ante qué situaciones se hace y las etapas de un proceso difícil pero necesario. Si bien al hablar de duelo solemos relacionarlo con la muerte, este no es el único caso en que una persona lo atraviesa. “Aunque inicialmente el duelo se describía como el proceso que se vivía después del fallecimiento de un ser querido, con el paso de los años la definición se amplió y actualmente se considera que es la etapa normal ante la pérdida de una persona, cosa o valor significativa, es decir con la que se tiene un vínculo afectivo especial. Por ejemplo la pérdida de una capacidad física después de una enfermedad, la pérdida de un trabajo o al terminar una relación afectiva”, señala Lemus.
Algunas manifestaciones en la etapa de duelo incluyen, como explica la profesional, “alteraciones en la atención, la concentración y la memoria; diferentes sensaciones físicas como molestias gástricas, falta de aire, palpitaciones, debilidad, dolores musculares, alteraciones en el sueño y la alimentación, episodios de llanto, y disminución del interés en las actividades cotidianas”. Y, añade: “En el caso de pérdida de un ser querido pueden incluir pensamientos e imágenes recurrentes de la persona que falleció, tener la sensación de que sigue presente, oír su voz o verlo fugazmente”.
EL CAMINO. La profesional cuenta que la médica psiquiátrica suiza, Elizabeth Kübler Ross, −autora del libro On Death and Dying− señalaba cinco etapas que se atraviesan durante este proceso. En primera instancia, la negación que sería parte de la respuesta natural y que explica la dificultad para aceptar la realidad del evento. La segunda sería la ira, un momento en que las personas pueden mostrarse enojadas consigo mismas o con otros. En un tercer momento, aparece la negociación en la que se trata de entender las circunstancias y de hacer compromisos. Por ejemplo, las personas que después del diagnóstico de una enfermedad grave asumen responsabilidades con su familia o aquellas más religiosas se comprometen a cambiar alguna conducta particular. La cuarta etapa se conoce como depresión en el sentido de una profunda tristeza que en términos generales precede a la quinta y última etapa conocida como aceptación en la que la persona retoma sus actividades y asume la pérdida como parte de su vida.

SUPERAR Y SEGUIR Para avanzar y no quedarse estancando en el dolor, Lemus brinda cuatro elementos necesarios para superar el sufrimiento:
* Contar con una red de apoyo. Las relaciones interpersonales positivas contribuyen a experimentar bienestar, a sentirse acompañado y respaldado.
*Percepción de control: Tener una autovaloración positiva y la sensación de poder controlar algunas circunstancias le permite a la persona que experimenta el duelo volver a sus actividades cotidianas y recuperar la funcionalidad.
*Encontrarle un significado a la experiencia. Aquellas personas que le asignan a la pérdida un sentido especial para su vida pueden atravesar el proceso con menos complicaciones que aquellos que la viven como un castigo.
*Entender la pérdida como una parte de la vida. Comprender que es parte del proceso que todos en algún momento debemos enfrentar y que tiene un significado especial en nuestra historia.
¿Por qué es tan significativa vivir esta etapa? Según la especialista, “la importancia de hacer el duelo es tener la posibilidad de re-estructurar la vida después de un evento doloroso sin estancarse ni perder funcionalidad y capacidades”. Y, luego de este tiempo, que dependerá de cada persona, poder aceptar la pérdida o el cambio y, sin dolor, continuar.



Por Celeste Lattanzio.

Asesoró Laura Marcela Gil Lemus, médica psiquiatra de Fundación Foro. info@fundacionforo.com
Foto: Archivo Atlántida.

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